"El país está más roto que nunca": Food Monitor Program analiza los efectos de la crisis en Cuba

Según reportes oficiales, existen en Cuba más de 1.000 "deambulantes", el término que prefieren usar las autoridades para referirse a desamparados y mendigos. (Foto: in-cubadora.org)

“El país está más roto que nunca, que no hay ni ganas de seguir adelante”, afirmó un guantanamero de 64 años citado por el grupo independiente Food Monitor Program (FMP).

Cuba atraviesa “la crisis estructural más profunda de su historia reciente”, detalla un análisis del grupo independiente Food Monitor Program (FMP), que describe una sociedad marcada por la pobreza, el envejecimiento poblacional y la inseguridad alimentaria.

El texto, titulado “(Re)vivir la crisis en Cuba: anatomía de una sociedad fracturada”, sostiene que el deterioro económico ha impactado no solo la vida material, sino también la emocional y relacional de millones de personas.

FMP compara la crisis actual con la de los años 90, cuando el colapso soviético redujo en más de 35% el PIB de la isla. Sin embargo, la coyuntura actual carece de los “horizontes de recuperación” de aquella época. “Hoy no hay apoyos estructurales efectivos ni promesas convincentes de mejora”, advierte.

La encuesta nacional de seguridad alimentaria de 2024, incluida en el texto, revela que el 94% de los hogares cree que el gobierno “no está interesado” o “no ha podido revertir” la vulnerabilidad alimentaria.

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El reporte también alerta sobre consecuencias demográficas: una pérdida poblacional estimada de 18% por la emigración, la tasa de natalidad más baja desde 1959 y un cuarto de la población con más de 60 años. Según las proyecciones, para 2030 esa proporción podría alcanzar el 30%.

Las secuelas de la crisis se reflejan también en la salud y la vida social. Entre 2022 y 2023, las muertes por desnutrición aumentaron 74%, mientras que municipios como Diez de Octubre, en La Habana, registraron un incremento del 23% en los suicidios en los últimos cuatro años.

“Siento que el país está más roto que nunca, que no hay ni ganas de seguir adelante. Antes al menos había un poco más de unión, de ganas de resolver, pero esto de ahora es como un vacío que te traga”, afirmó un guantanamero de 64 años citado por FMP.

El análisis concluye que "la somatización social de la crisis —que algunos expertos llaman “scarring colectivo”— no es solo un síntoma de desgaste, sino también un indicador de la profundidad estructural del colapso".

"La lección de la última década es clara: cuanto más se adaptan los ciudadanos a cada crisis, más duradero se vuelve el modelo que los margina", agrega.